jueves, 13 de enero de 2011

BACTERIAS HOSPITALARIAS RESISTENTES: EL CAZADOR CAZADO

SINOPSIS

Es cada vez más común acudir al hospital para operarse de varices y salir de allí con una complicación más grave de la antes presentada. Y eso, si tienes la suerte de escapar vivo de tal experiencia.

BACTERIAS HOSPITALARIAS RESISTENTES: EL CAZADOR CAZADO

Con éxito, nos han hecho creer en lo avanzada que está la medicina contemporánea con esos modernísimos aparatos de diagnóstico precoz, esas técnicas revolucionarias a base de escáneres ultrasónicos, luz láser o tomografías computerizadas y esos revolucionarios tratamientos de nombres tan impronunciables. Lo que nunca cuentan es el elevado número de enfermedades y muertes directamente asociadas a la mala praxis médica.

No es de extrañar dada la protección con la que cuenta el gremio profesional médico. ¿Conoces muchos casos de denuncias al error cometido por algún médico que hayan prosperado? Antes de eso, caería el enfermero o el auxiliar clínico que tocó de pasada al paciente porque las manos del médico son inmaculadas. Esas curan y no podrían enfermar a nadie, tan asquerosamente jerarquizado que está ese mundo.

Precisamente, en las manos y en las batas del personal médico es donde se aloja la mayoría de patógenos que, de paciente a médico y del mismo médico a otro paciente, son transportadas en un viaje sin fin entre todas las habitaciones de un hospital. Una bacteria que viaje de esta manera es cada media hora más hábil para superar la acción de cualquier antibiótico, dada la velocidad de su división celular y la asociada probabilidad de haber adquirido, tras multiplicarse cierto número de veces, el mecanismo molecular que la convierta en resistente al antibiótico con el que están siendo tratados esos pacientes. Las bacterias capaces de ello seguirán viviendo y propagándose dentro del hospital, mientras que las no capaces desaparecen, seleccionándose de esta manera las más agresivas.

En un plazo temporal pasmosamente corto habremos pasado de tener un antibiótico útil contra cierta bacteria a un antibiótico inútil contra la misma, por lo que se comienza con el siguiente régimen antibiótico que empezaría de nuevo el ciclo. Por este motivo, existen actualmente bacterias como Acinetobacter baumannii que en los hospitales y sólo en ellos se ha convertido en resistente a toda la batería de antibióticos conocidos y que un paciente infectado por ella muera en el hospital en el cien por cien de los casos.

Todo esto no es lo curioso del tema - algo hasta cierto punto bastante lógico - sino que la investigación promovida por médicos y farmacéuticos para solucionar el problema pasa únicamente por la creación de nuevos antibióticos con los que combatir a estos organismos resistentes. Esto sí que carece de toda lógica dado que, tal como las mismas bacterias cuentan, en el mismo plazo temporal serían tan resistentes como antes frente al nuevo fármaco creado.

Si de lógica se tratara, habría que dejar de administrar antibióticos a diestro y siniestro y el señor médico debería limpiar sus pulcras manos más a menudo, empezando por reprimirse para no acudir al lavabo o cafetería de su hospital con las misma bata con la que visita a todos los pacientes y dejar de colocar el fonendoscopio sobre la mesa entre panes y salchichas tal como los he visto hacer tan a menudo. Pero claro, ¿quién se lo explica a estos soberbios?

En media hora una bacteria puede haber culminado su ciclo de vida. A escala superior nosotros también. Tenemos por tanto muy poco tiempo para hacer lo que no hicimos antes de enfermar en un hospital. Entonces, corramos a viajar por el mundo y disfrutemos desde ya de esta efímera vida.

Fuente: http://www.only-apartments.es/noticias/bacterias-resistentes/

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